PALABRAS CLAVE
Románico, cruz latina, crucero, tribuna, bóveda de cañon, abocinado, arquivoltas, dintel, tímpano, parteluz, jambas, composición simétrica, isocefalia, Gislebert, Magdalena de Vézelay, Juicio Final de San Lázaro
Portada principal de la iglesia de San Lázaro de Autun.
Borgoña, Francia. Escultura monumental de arte románico.
Cronología: hacia 1130.
San Lázaro de Autun es una iglesia de peregrinación
francesa, donde se guardan las reliquias de este santo, convertida posteriormente
en catedral. La planta es de cruz latina; el interior presenta tres naves
y crucero marcado, con tribuna
y cubierta de bóveda de cañón
reforzada con arcos fajones.
La obra a comentar es una típica portada románica.
El pórtico es la entrada a la Jerusalén celestial que es la iglesia; está
abocinado con tres arquivoltas
de medio punto; presenta vano con dintel
sobre el que descansa el tímpano
semicircular, apoyado en el parteluz.
La portada es el lugar preferente para la escultura
en relieve en el Románico. Las artes plásticas románicas (escultura y
pintura) estaban subordinadas a la arquitectura.
Materiales: la piedra. Posiblemente
estuviera policromada originalmente.
Técnica: la talla de piedra es
plana, mediante incisiones con cincel, taladro y trépano. Es un mediorrelieve.
crucero: espacio en que se cruzan en un templo
dos naves perpendiculares. También llamado transepto.
tribuna: pasadizo sobre las naves laterales.
bóveda de cañón: se genera por la prolongación
de un arco de medio punto.
abocinado: que son más anchos en el exterior
que en el interior.
arquivoltas: conjunto de los arcos de la portada.
dintel: elemento arquitectónico horizontal que
soporta una carga.
tímpano: espacio entre las arquivoltas y el dintel.
parteluz: columna que divide en dos un vano.
Se llama también mainel.
Tema: en el tímpano el escultor ha representado
el Juicio Final. En el centro destaca Cristo como Juez Supremo, grandioso
e hierático, sentado en el trono, con los brazos abiertos y mirando al
frente, rodeado de la mandorla o almendra mística; en los ángulos hay
unos arcángeles muy estilizados, deteriorados los dos de arriba. A la
derecha de Cristo aparecen los Apóstoles -muy alargados y esbeltos- contemplando
el juicio; en otra escena unos ángeles tocan las trompetas y transportan
a los bienaventurados al cielo, representado por un palacio con ventanas
de arcos de medio punto; a la izquierda vemos a San Miguel pesando las
almas, con los pecados en un platillo y las virtudes en otro; más allá,
unos monstruosos demonios inclinan la balanza para hacer trampas, otros
agarran a los condenados y los arrojan a la sima del infierno. En un registro
superior están la Virgen y santos. En el dintel, las figuras desnudas
de los muertos salen de sus tumbas; a la izquierda, las almas de los elegidos
alzan los brazos hacia los ángeles; en el centro, el arcángel Miguel,
blandiendo una espada, lanza a los condenados, que se contorsionan aterrorizados,
a su destino. En las arquivoltas se representan temas vegetales
enlazados y un zodiaco; la primera arquivolta es lisa. En las jambas
no hay estatuas adosadas, sino dos pilares acanalados con capiteles decorados
con un tema profano: dos hombres a caballo. Hay tres columnas adosadas
a cada lado con fustes geométricos. Los capiteles son historiados, posiblemente
con escenas religiosas del Antiguo y Nuevo Testamento.
jambas: las dos partes verticales que enmarcan
una puerta.
Dividiendo en dos la portada vemos un parteluz,
decorado con la imagen de San Lázaro, el patrón de la iglesia, con báculo
y rodeado de dos figuras -santas o virtudes, quizá-.
Esta temática apocalíptica era muy común en las portadas
principales de las iglesias, orientadas al oeste (por donde se oculta
la luz del sol (identificado simbólicamente con Cristo). Los teólogos
de la Iglesia imponían a los artistas las directrices y la iconografía.
Las fuentes más usadas son el Apocalipsis de San Juan, el Antiguo y Nuevo
Testamento y el Bestiario fabuloso oriental.
La composición: es muy sencilla, cerrada, simétrica.
Todo gira en torno a la figura central de Cristo, que da unidad al tímpano.
Un eje vertical parte de la cabeza de Cristo hasta el parteluz, organizando
simétricamente las diversas escenas, estructuradas en dos registros horizontales,
separados por un ribete de piedra. Las figuras están jerarquizadas, son
frontales, se adaptan al marco y son antinaturales pero muy expresivas.
Cristo da sensación de estatismo, aunque predominan las líneas rectas,
las fantásticas curvas de cuerpos y pliegues sugieren movimiento. Existe
falta de profundidad y horror vacui: todo el espacio está cubierto de
decoración; el artista ha prestado gran atención a los detalles, es una
composición muy anecdótica.
Función: es claramente didáctica. La
portada enseñaba a los fieles su destino final, según se comportaran en
la tierra. En un mundo teocéntrico, dominado culturalmente por la Iglesia,
las imágenes adoctrinaban a los fieles, por lo general analfabetos. El
hombre, creado por Dios, pecador y condenado al trabajo, debía huir de
este mundo para salvarse superando todos los obstáculos pecaminosos que
este "valle de lágrimas" le deparaba e imitando la vida de Cristo y de
los santos, que servían de modelo. Estos seres llenos de virtudes habían
logrado huir del placer y los vicios de la vida cotidiana y vencer al
Maligno. Los hombres debían hacer lo mismo para evitar sufrir horribles
castigos en el Infierno.
composición simétrica: es
expresión del orden divino
El estilo: al que pertenece esta obra es el
Románico. En la portada de la catedral de Autun se ven muy bien
las características típicas de este estilo de Europa Occidental durante
los siglos XI y XII. La escultura románica es antinatural y simbólica,
con clara tendencia a la abstracción, de influencia bizantina que llega
a Occidente a través de Italia. En la composición, muy clara y ordenada,
imperan el "horror al vacío", la frontalidad, la simetría, el equilibrio,
la isocefalia. Las figuras son solemnes, hieráticas, planas, carecen de
volumen. La escultura no tiene perspectiva ni profundidad, se rige por
la ley de adaptación al marco, lo que favorece las deformaciones. El escultor
no busca la belleza sino la expresividad, por eso las figuras están desproporcionadas
y sus rasgos exagerados o deformados, para resaltar determinadas partes
del cuerpo (cabeza, ojos, manos). Es una escultura hecha con la mente,
no con los sentidos.
El escultor y su época: la portada está firmada
por un escultor llamado Gislebert, uno de los primeros artistas
figurativos de la Edad Media de nombre conocido, ya que la mayoría son
anónimos. Sin duda se trata de un artista que ha visto las miniaturas
mozárabes pero interpreta los modelos orientales con gran originalidad.
Su estilo presenta similitudes con las esculturas de la Magdalena de Vézelay,
otra iglesia borgoñona. El Juicio Final de San Lázaro es el primero que
se hace y sirve de ejemplo para otros muchos que se hicieron posteriormente
en las catedrales góticas.
isocefalia: "igualdad de cabezas", es decir,
todas las cabezas de los personajes colocadas a la misma altura.