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SE TRATA DE
QUE HAGAS UN RESUMEN CLARO Y PRECISO DE TUS CONOCIMIENTOS SOBRE EL MISMO.
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DEL TEMA, PARA EVITAR OLVIDOS.
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La sublevación militar. El desarrollo de la
Guerra civil. Evolución política de las dos zonas durante
la Guerra civil.
España se vio sacudida por una terrible y cruel Guerra
Civil que asolaría al país durante tres años
(julio 1936- abril 1939). Sus causas son muy complejas.
La oligarquía y sus apoyos tradicionales, la Iglesia y el Ejército,
se habían opuesto a las reformas intentadas por la Segunda República
para modernizar a España y mejorar las condiciones de vida de
los más desfavorecidos. Consiguieron paralizarlas en el bienio
radical-cedista (1933-36). Las clases populares, en situación
económica desesperada por la crisis mundial del 29, reaccionaron
violentamente organizando la revolución de 1934 en Asturias
y Cataluña. Al tiempo crecía el fascismo en Italia y
Alemania. En febrero de 1936 las elecciones las ganó por poco
margen el Frente Popular, alianza electoral de los partidos de izquierda,
que continuó las reformas. El país se polarizaba entre
derechas e izquierdas cada vez más radicalizadas y aumentaba
la tensión social. Los republicanos de centro en el poder eran
incapaces de asegurar el orden. Las derechas se asustaron por el clima
de violencia revolucionaria - común en otros países europeos
por entonces - y vieron en el ejército su única
salvación.
La sublevación militar:
En los inicios de la
Segunda República fracasó un golpe de Estado
militar, liderado por el general Sanjurjo (agosto de 1932). Los militares no
aceptaron los resultados electorales de febrero del 36 y juzgaban necesario derribar
al gobierno para evitar la anarquía y la ruptura de España por
los separatismos. Por ello planearon una conspiración en la que participaban
civiles monárquicos,
carlistas y falangistas. El director y cerebro de la operación era el
general Mola y estaba previsto que Sanjurjo, exiliado en Portugal,
tomara el mando de los sublevados. Los pistoleros de Falange, partido de ideas
fascistas, contribuyeron creando alarma social con una ola de atentados. José Antonio Primo
de Rivera, su líder, fue encarcelado. Las milicias armadas
de partidos y sindicatos de izquierda respondieron a los atentados con represalias.
El 12 de julio pistoleros falangistas asesinaron al teniente Castillo de la
Guardia de Asalto. En respuesta sus enfurecidos compañeros asesinaron
a Calvo Sotelo,
diputado de extrema derecha. Este hecho fue la excusa para el pronunciamiento
militar, iniciado el 17 de julio en Marruecos. Sanjurjo murió al estrellarse
el avión que le traía a España y el general Franco,
incorporado a la conspiración en el último momento, se trasladó desde
Canarias en avión a Marruecos y se puso al frente de la rebelión
el 18 de julio de 1936.
Los conspiradores habían planeado un rápido alzamiento seguido
de un directorio militar. El pronunciamiento – llamado alzamiento
nacional posteriormente por los rebeldes – triunfó en parte
del país (Galicia, León, Castilla la Vieja, Navarra, Aragón,
Andalucía Occidental, Baleares, Canarias y el protectorado de Marruecos.
zonas rurales conservadoras y católicas). Pero fracasó en Cataluña,
Levante, la franja cantábrica, el País Vasco (excepto Álava),
Extremadura, Madrid, Castilla la Nueva y oriente de Andalucía. La zona
fiel a la II República contaba con las grandes ciudades y zonas industriales
más importantes de España. El gobierno republicano imprudentemente
no supo prevenir la conspiración, intentó negociar con los rebeldes
y hasta muy tarde no se atrevió a repartir armas a los trabajadores,
lo que habría aplastado el golpe. El fracaso inicial de la sublevación
la convirtió en una larga y sangrienta Guerra Civil.
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Calvo Sotelo era el brillante líder
de Renovación Española, partido monárquico alfonsino
de extrema derecha.
Los británicos tenían importantes inversiones e intereses comerciales
en España y veían con simpatía a los nacionalistas, creyendo
que los revolucionarios españoles podrían requisar sus
propiedades.
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El desarrollo de la Guerra Civil.
Tras el pronunciamiento del 18 de julio de 1936, España quedó dividida
en dos zonas sin grandes diferencias ni en extensión
ni en población entre ambas. La zona republicana disponía de
las regiones industriales, las huertas del Levante, la mayoría de la
flota y de la aviación y las reservas del Banco de España. Los rebeldes – llamados “nacionales”- contaban
con las regiones trigueras, las milicias falangistas, los requetés carlistas
y sobre todo con los 47.000 soldados del ejército de África,
el más profesional, que incluía la Legión y los Regulares
indígenas (mercenarios atraídos por el salario y el botín).
Era de vital importancia que cruzaran el estrecho de Gibraltar, controlado
por la escuadra republicana. Lo lograron a comienzos de agosto gracias a los
aviones de la Alemania de Hitler y de la Italia de Mussolini, a quienes Franco
solicitó ayuda.
La República también había pedido ayuda internacional,
pero las grandes potencias europeas por miedo a que el conflicto derivara
en una conflagración europea – especialmente Gran Bretaña,
donde gobernaban los conservadores de Chamberlain -
acordaron la no injerencia diplomática y militar en un Comité de
No Intervención, con sede en Londres, en el que participaron
veintisiete países (9 septiembre de 1936). Se prohibió exportar
armamento a España, por lo que el gobierno de la República
se vio forzado a dirigirse a la Unión Soviética para defenderse.
Stalin que apoyaba a los frentes populares frente al fascismo, envió armas
(aviones y tanques), alimentos y técnicos militares. Parte de
esta ayuda se pagó con las reservas de oro del Banco de España.
Una pequeña
ayuda llegó de México, presidido por Lázaro
Cárdenas.
También ayudaron las Brigadas Internacionales,
unidades militares formadas por unos 50.000 voluntarios de todo el mundo
(Inglaterra, Francia, EE.UU, Alemania, Italia, Polonia...) que deseaban
luchar contra el fascismo en España. La mayoría eran comunistas,
ya que las creó la Internacional Comunista en octubre de 1936.
Se agrupaban por nacionalidades en brigadas de unos 5000 hombres.
En contraste,
los nacionalistas, recibieron ayuda decisiva de la Alemania nazi y la
Italia fascista pese al Comité de No Intervención. Alemania envió material
bélico muy moderno: carros de combate, artillería, municiones y
especialmente su aviación, la Legión Cóndor, unos
6000 hombres. Las ayudas eran a crédito, cobraron con la entrega de minerales
y productos estratégicos. Italia envió también
armas, municiones y la CTV (Corpo di Truppe Volontaire).
La ayuda del Portugal fascista de Salazar fue menor- los voluntarios
de la Legión Viriato, y permitió el paso de suministros
para los nacionales a través de su frontera.
La Guerra Civil pasó por las siguientes etapas,
en las que la ofensiva estuvo casi siempre en manos de los militares
nacionalistas:
1.- La “guerra de columnas” (julio- noviembre
de 1936).
Los republicanos formaron columnas de milicianos (tropas
inexpertas de voluntarios de los partidos y sindicatos de izquierda,
armadas por el gobierno y dirigidas por jefes no profesionales). Los
rebeldes movieron sus tropas con el objetivo de llegar a Madrid, capital
y eje de la resistencia republicana y acabar rápidamente con el
conflicto. Las columnas enviadas por Mola desde Navarra fueron detenidas
en la sierra del norte de Madrid. El ejército
africano de Franco y Yagüe avanzaba desde Sevilla, ocupando
rápidamente
Extremadura, tomando Badajoz y Talavera,
en el valle del Tajo. Sembraba el terror a su paso. Franco decidió retrasar
su avance sobre Madrid para liberar el Alcázar de Toledo,
cuya resistencia fue un símbolo para los nacionales. Las tropas
de Mola tomaron Irún, cerrando la frontera con Francia a los republicanos.
San Sebastián se rindió poco después (13 de septiembre).
2. La batalla de Madrid (noviembre de 1936- marzo de
1937).
Las fuerzas nacionalistas, dirigidas por el general Varela, llegaron
a las afueras de Madrid, cuya caída parecía inminente. El Gobierno
se trasladó a Valencia y dejó una Junta de Defensa presidida
por el general Miaja, al que se le encomendó la defensa de la ciudad.
Las milicias republicanas espontáneas, defendidas por los anarquistas,
habían fracasado y se replegaban hacia Madrid. Se hizo necesario crear
un ejército popular disciplinado, una idea de los comunistas apoyada
por los republicanos y los militares profesionales. El comandante Rojo, gran
estratega, con la ayuda de la URSS, de las primeras Brigadas Internacionales
y de la columna anarquista de Durruti detuvo un primer ataque en la Ciudad
Universitaria. Bombardeada desde el aire, la capital
resistió heroicamente
los ataques casi tres años, lo que levantó la moral de los madrileños – al
grito de ¡No pasarán¡ de La Pasionaria. Franco
decidió cercar la ciudad en un ataque conjunto: los nacionalistas desde
el sur - batalla del Jarama (febrero) - y los italianos
por el norte – batalla de Guadalajara(marzo),
que acabaron en sendos fracasos. Los republicanos se defendieron heroicamente
pero eran incapaces de contraatacar. Los frentes se estabilizaron y se
inició una
guerra larga, de desgaste.
Las tropas rebeldes del general Queipo de Llano, famoso por sus charlas
radiofónicas,
tomaron Málaga (febrero de 1937).
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Las Brigadas estuvieron dirigidas por los líderes comunistas Longo (italiano)
y Marty (francés) y se destacaron especialmente en la defensa de Madrid. Se
retiraron en noviembre de 1938 por imposición de la Sociedad de Naciones.
Los alemanes utilizaron la guerra de España como ensayo para
sus operaciones posteriores en la Segunda Guerra Mundial. Su operación
más conocida
fue el bombardeo de Guernica, Franco, que había consentido el bombardeo, atribuyó a
los vascos el incendio de la ciudad. Picasso inmortalizó este hecho
al criticarlo en su famoso Guernica realizado para el Pabellón
de España en la exposición de Paris.
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3. La Campaña del Norte (marzo de 1937 - marzo
de 1938).
Mola concentró un gran ejército para atacar el norte, aislado
del resto del territorio republicano y de gran riqueza minera e industrial.
La Legión Cóndor bombardeó Guernica (abril),
la primera acción militar contra una población civil desarmada,
que se convirtió en un símbolo de los republicanos. Bilbao
cayó en
junio, luego Santander y Asturias (octubre), con lo que finalizó la
toma de la cornisa cantábrica. Los nacionales controlaron zonas industriales
y mineras de importancia decisiva. El ejército republicano realizó dos
grandes operaciones ofensivas de distracción en otros frentes para retrasar
el avance franquista desde el norte: Brunete (Madrid,
julio) y Belchite (Zaragoza, agosto). Ambas fracasaron.
Consiguieron tomar Teruel (invierno de 1937-38) en unas
adversas condiciones climáticas, pero sólo durante un mes.
4. La batalla del Ebro y la toma de Cataluña (marzo
de 1938- febrero de 1939). Avanzando hacia el Mediterráneo y Cataluña,
Franco desencadenó una
fuerte ofensiva en el frente de Aragón, llegando a Vinaroz (Castellón)
en abril de 1938. El territorio republicano quedó partido e n dos y Cataluña
aislada. El ejército republicano en julio de 1938 lanzó una gran
ofensiva inesperada, dirigida por el general Rojo y logró cruzar el Ebro.
La batalla del Ebro fue
la más larga y sangrienta de la guerra; dejó más de 100.000
bajas y duró hasta noviembre de 1938. Franco, que disponía de
superioridad en artillería y aviación, rechazó el ataque
y alargó innecesariamente la guerra. Con esta estrategia quería
destrozar por completo a las tropas enemigas. En noviembre los republicanos
volvieron a cruzar el Ebro y Franco conquistó rápidamente Cataluña,
lo que supuso un desastre económico para los republicanos, que perdieron
más del 50% de su producción industrial. Barcelona cayó en
febrero de 1939., Las tropas franquistas alcanzaron la frontera persiguiendo
a los que intentaban huir a Francia.
5. El final de la guerra
La guerra estaba prácticamente ganada por los nacionales.
Ya sólo resistían Madrid, Valencia, Alicante,
Murcia y Almería. El gobierno de Negrín, apoyado por los comunistas,
quiso continuar la resistencia a la espera de que estallara la inminente
guerra europea. Pero el ejército estaba muy desmoralizado. El coronel
Casado se sublevó en Madrid, intentando la negociación de la
derrota con Franco, pero éste exigió la rendición incondicional.
El 28 de marzo Casado capituló y las tropas franquistas entraron en
Madrid y el 30 en Alicante. La guerra acabó el 1 de abril de 1939.
Franco estableció su dictadura personal.
Evolución política de las dos zonas durante la Guerra
civil.
Zona republicana
Desde el principio a esta zona le faltó unidad política. El Gobierno
de la República, presidido por José Giral, carecía de
autoridad. Las milicias obreras y campesinas, armadas, formaron comités
con total independencia del gobierno. Estalló una revolución
social espontánea, liderada por los sindicatos UGT
y CNT, que
realizaron incautaciones y colectivizaciones de
servicios públicos, fábricas y tierras. Durante un breve periodo
comenzó una indiscriminada represión sobre
personas de derechas, terratenientes y curas principalmente, que el gobierno
no pudo controlar. El terror popular asustó a la burguesía y desacreditó a
los republicanos ante los países democráticos.
Azaña, presidente de la República, encargó a
Largo Caballero, secretario de UGT, la formación de un nuevo gobierno
de coalición (republicanos, socialistas, comunistas
e incluso anarquistas). El gobierno de Largo Caballero (4
septiembre de 1936 a mayo de 1937) emprendió reformas políticas para recuperar
el control y la disciplina. Las milicias fueron militarizadas y se establecieron
tribunales populares para frenar la represión indiscriminada. Ante el
avance franquista el gobierno se trasladó a Valencia.
Pero no había unidad de acción: centralistas y autoritarios
se enfrentaban a regionalistas y libertarios.
Los anarquistas, el trotskista POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista)
y el ala radical de la UGT – con Largo Caballero- querían hacer
simultáneamente la guerra y la revolución, mientras que los partidos
republicanos, la mayoría reformista y moderada del PSOE – con
Indalecio Prieto - y el Partido Comunista eran partidarios de un estado republicano
fuerte para primero ganar la guerra y posponer la revolución.
El Partido Comunista se había hecho dominante gracias a la ayuda soviética.
En mayo de 1937 se enfrentaron en una batalla callejera en Barcelona
la UGT, los comunistas y el gobierno de la Generalitat contra los anarquistas
y el POUM, que perdieron.
Largo Caballero dimitió. Un nuevo gobierno, presidido por el socialista Negrín, compuesto
por socialistas, republicanos de izquierda y comunistas, recuperó el
control del Estado, frenó las colectivizaciones y se esforzó por
ganar la guerra. Negrín propuso la resistencia a ultranza contra
Franco, hasta que se produjese el estallido de la guerra mundial que
ya veía
próxima. Las derrotas le hicieron perder adeptos, enfrentándose
a Prieto y Azaña, partidarios de negociar con Franco. Sólo
le apoyaba el PCE. En sus famosos Trece Puntos (mayo
de 1938) expuso su programa de negociación con garantías que Franco no
aceptó. Finalmente, tras la caída de Cataluña, fue
depuesto por el golpe militar del coronel Casado, partidario
de desplazar a los comunistas y negociar con Franco. Negrín huyó a
Francia.
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Bilbao cayó por la traición de un militar vasco, Alejandro Goicoechea,
que desertó con copias de los planos de las fortificaciones defensivas
de la ciudad.
Las colectivizaciones agrarias, impulsadas por los anarquistas, se
extendieron por Aragón, Valencia, Andalucía, Castilla
La Mancha y Cataluña.
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Zona nacionalista:
La ventaja del bando sublevado frente a los republicanos fue su unidad,
simbolizada por la creación de la Junta de Defensa de Burgos,
bajo la presidencia de general Cabanellas. Políticamente los nacionalistas
carecían de proyecto propio - eran gente de derechas, centralistas y autoritarias
a la vez - pero todos tenían claro que su supervivencia dependía
de ganar la guerra. El general Franco consiguió que la Junta,
reunida en Salamanca, le nombrara jefe del Estado y Generalísimo de
los ejércitos el 29 de septiembre de 1936. Franco montó su cuartel
general en Salamanca. Tras la muerte de Mola, poco a poco fue concentrando
el poder y edificando su nuevo Estado como una dictadura personal. Para controlar
los grupos políticos de los que se nutrían las tropas nacionalistas,
carlistas y Falange, los fusionó por
el decreto de Unificación (abril de 1937) en un partido único,
Falange Española Tradicionalista y de las JONS, (FET y de las
JONS), del que se nombró Jefe Nacional, ya que José Antonio
Primo de Rivera había sido fusilado en prisión. Se integraran
posteriormente en él la CEDA y los monárquicos para evitar enfrentamientos.
En enero de 1938 se creó en Burgos el primer gobierno del
nuevo Estado, presidido por Franco. En marzo hizo el Fuero del Trabajo inspirado
en el fascismo y adoptó el título de Caudillo.
La Iglesia católica también apoyó a Franco. El cardenal
Gomá, arzobispo de Toledo y primado de España, organizó una Carta
colectiva del episcopado español en su apoyo y justificó la
guerra como una cruzada contra el comunismo.
En la zona nacionalista se dio una brutal represión general
contra republicanos de todo tipo: dirigentes sindicales, líderes políticos,
personas de ideología liberal o izquierdista, maestros, votantes de la
República, poetas como Lorca, etc que fueron fusilados sin previo juicio.
El terror salvaje se impuso, no de forma indiscriminada, como en el bando republicano,
sino organizado desde el poder y bajo la supervisión de la Iglesia, el
Ejército y la Guardia Civil. Los militares sublevados utilizaron el terror
de forma sistemática para asentar su poder y destruir al enemigo. |
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Los sublevados tenían tendencias políticas diversas e incompatibles
(monárquicos, carlistas, falangistas, republicanos, etc).
Las carteras las repartió entre monárquicos, conservadores católicos,
tradicionalistas, falangistas y militares.
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